Afortunadamente la técnica de Michael Chéjov, uno de los grandes actores y maestros del siglo pasado, se está difundiendo cada vez más.

Se trata de unas serie de ejercicios que despiertan la imaginación, la creatividad y así el talento del actor.

Mantiene al actor activo, presente y lo transforma profundamente.

Es un trabajo psico-físico potente a la vez que sutil, válido tanto en teatro como en cine, que nos enseña a ser conscientes y a utilizar dos herramientas inagotables que tenemos a nuestra disposición: la energía y la imaginación.

Es un juego divertido y liberador que ayuda el actor a dejar de preocuparse de uno mismo y, en su lugar, empezar a crear, a transformarse, aa ser otro. Unas herramientas que ayudan a ser libres para que todo nuestro talento se pueda expresar con facilidad y placer.